La moneda se ha dejado un 4,8% en abril, segundo desplome mensual consecutivo, ante la oleada arancelaria y las dudas sobre el estatus global de la moneda
En sus primeros 100 días de mandato, Donald Trump ha enfrentado uno de los comienzos económicos más complicados para un presidente estadounidense en medio siglo. Una caída de 6,5 billones de dólares en los mercados, la contracción del PIB en el primer trimestre de 2025 y una creciente inquietud entre empresarios y consumidores reflejan un panorama inquietante.
Frente a este contexto, el republicano ha optado por una estrategia comunicativa elusiva que combina la negación de responsabilidades con discursos patrióticos y anecdóticos. “Tal vez los niños tengan que conformarse con dos muñecas en lugar de 30”, afirmó el mandatario durante su reunión de Gabinete para celebrar los 100 días en el poder, una respuesta que deja entrever las consecuencias reales de sus políticas arancelarias. Continuar leyendo
Lejos de asumir los efectos inmediatos de su política económica, Trump ha recurrido a una táctica defensiva habitual: responsabilizar a su predecesor, Joe Biden. “Esta es la Bolsa de Biden, no la de Trump”, escribió en su plataforma de Truth Social, ignorando que su Administración ya ha empezado a implementar medidas con alto impacto estructural, como los aranceles a las importaciones chinas. En su gabinete, los miembros de su administración repitieron un mismo guion: todo lo positivo es mérito de Trump; lo negativo, una herencia de Biden o un efecto retardado.
Trump describió el cambio como un puente para que los fabricantes de automóviles trasladen más producción a Estados Unidos.
Fabricantes y analistas independientes han indicado que los aranceles podrían aumentar los precios, reducir las ventas y hacer que la producción en Estados Unidos sea menos competitiva a nivel mundial. Trump describió el cambio como un puente para que los fabricantes de automóviles trasladen más producción a Estados Unidos.